Coaching: ¿El Psicoanálisis del Siglo XXI?
El coaching es un fenómeno (¿nuevo?) que ha trascendido ya el ámbito empresarial y se ha instalado como un término indispensable en nuestro vocabulario cotidiano.
Pareciera ser que todo individuo que se precie de posmoderno debiera tener hoy en día un coach.
Hay coaches de todos los colores, sabores y para toda ocasión: ontológico, gestáltico, sistémico, PNL, etc.
¿Sabías que hay más de diez corrientes o escuelas de coaching diferentes?
Hoy vemos al coaching tanto en el Bailando por un sueño (American Idol) como en el deporte y principalmente en el sector corporativo empresarial. Hasta he escuchado recientemente una anécdota deliciosa donde una madre le dice a la maestra, al ser citada por un problema de rendimiento escolar, que su hijo necesitaba un coach. ¡Puedo imaginarme la cara de estupor de esa docente!
Suena extraño pero es real.
Desde que irrumpió en la escena, gran cantidad de psicólogos ejercen y/o están certificados como coaches. Al mismo tiempo que existe una inmensa mayoría de personas de diversa extracción que ejercen el Coaching.
Esto me lleva a la siguiente reflexión o interrogante: ¿El Coaching es al Siglo XXI lo que el Psicoanálisis fue al Siglo XX?.
Sócrates creó la mayéutica.
Los psicólogos, desde Freud a nuestros días, la utilizaron en el psicoanálisis y el coaching intentó aggiornarla a nuestro tiempo a través de términos didácticos y simples como “preguntas poderosas” o “desatar nudos”, que posibiliten interpretaciones y autoconocimiento.
Lo cierto es que hay indicios de que el Coaching ha avanzado sobre la esfera personal disputándole ese espacio tanto al Psicoanálisis como a otras terapias clásicas. No son pocos quienes acuden a esta disciplina para resolver o encontrar respuestas a cuestiones que van más allá del desempeño o la performance sino que se relacionan con cuestiones relativas a la intimidad, que podrían afectar el bienestar personal y de quienes los rodean.
Reflexión
Existe el riesgo de banalizar ambas disciplinas. Presentar una visión crítica no implica desconocer su relevancia y vigencia. Así como existe la carrera de Psicología a nivel mundial en la mayoría de la universidades y asociaciones psicoanalíticas, contamos también con diferentes organismos internacionales que regulan, difunden y certifican la actividad del Coaching, tal el caso de la ICF (International Coaching Federation), por citar una. Todas las escuelas de negocios del mundo, consultoras y muchas instituciones con y sin fines de lucro presentan una oferta variada de esta disciplina. Y la cantidad de coaches al introducir la palabra coach o coaching en Google o Linkedin es gigantesca. Esta es la realidad.
Personalmente considero que plantear la antinomia Psicoanálisis vs Coaching es un error. Pensaría en un enfoque convergente “Psicoanálisis y Coaching” como complemento ya que, tanto el horizonte temporal de ambas intervenciones, como el propósito que persiguen, es diferente.
Mientras la mayoría de las terapias clásicas se extienden en el tiempo, el Coaching se enfoca en apuntalar al individuo en el corto y mediano plazo.
No es de menospreciar el hecho actual de la irrupción de nuevos métodos y disciplinas como las terapias cognitivas o el neurocoaching, la bioenergía. Por lo tanto cabe comprender que estas nuevas disciplinas y técnicas sean el tercero en discordia en este nuevo escenario del comportamiento humano en el siglo XXI y cuya impronta tiene una base científica muy diferente.
Adrian Büchner PhD