Hoy quiero hablarte de tu presente y tu futuro. ¡Agoreros abstenerse!

¡Soy modelo 61, palanca al piso y motor ventilado por aire (Joya, nunca taxi) … pero todavía me doy maña para recorrer unos cuantos kilómetros y millas más!

Sic: Chofer de UBER cincuentón

Son muchos los que predijeron el fin de la Historia, como Fukuyama, sin embargo, el mundo siguió andando. En lo político, ya Robert Reich, secretario de trabajo de Bill Clinton, describía hace más de 25 años con realismo (no mágico) en “El trabajo de las Naciones” lo que se estaba gestando en el mundo globalizado. Con otro enfoque, nos deslumbraron con sus visiones del futuro Alvin Tofler, Kenneth Galbraith, Peter Drucker, y tantos otros. No podemos negar que estos últimos al menos nos abrieron la cabeza con optimismo. O los que discuten como Ghemawat y Friedman si la tierra es plana, desde una perspectiva económica y estratégica. Más recientemente, en lo académico, Frey & Osborne investigaron sobre los tipos de empleo que eran susceptibles de desaparecer en Estados Unidos (son más de 700. ¡Agárrate Catalina!). En el ámbito de los Recursos Humanos, Alejandro Melamed, un consultor con más de 20 años de experiencia en Coca-Cola, se presenta con optimismo frente a este desafío. Lo propio ha hecho Andrés Oppenheimer, columnista del Miami Herald y de CNN en español, en su reciente obra “El futuro del trabajo: sálvese quien pueda”. Tambien Steven Pinker en su libro “En defensa de la Ilustración” adopta una mirada y una actitud esperanzadora en esta era del relativismo moral y la opinión pública dominada por las redes sociales, el escepticismo y el temor a los autoritarismos.
Desde un punto de vista intelectual, todos ellos me ayudan a reflexionar sobre el pasado, pensar el presente e imaginar el futuro en un ejercicio que termina embriagándome en un viaje onírico sin fin, asemejándose a la cinta de Möbius.
¡Desde la torre eburnea de marfíl se ve todo muy claro! ¿Pero qué ocurre en el barro de la lucha diaria por la supervivencia en la periferia (y no tan periferia) de los grandes conglomerados urbanos de nuestra Aldea Global?
Te respondo: ¡Realismo mágico! La realidad supera toda ficción.
Al punto que quiero llegar es que restricciones y obstáculos siempre tendremos por delante. Nos pueden ayudar desde el Estado con una buena instrucción o desde Casa con una educación a la altura de la realidad que nos toca vivir. Muchos o algunos pueden ayudarnos, pero lo más importante es lo que cada uno de nosotros va a hacer por uno mismo. Todo dependerá de cómo enfrentemos los cambios de la vida, incluido el tema laboral.
Quiero decirte cuál es mi Cosmovisión. Es un todo: la formación, el ejemplo en la familia, pero por sobre todas las cosas, qué actitud y qué empeño pongo yo en querer evolucionar. Si no te auto-gobiernass, “el caymán se transforma en cartera”. Con esto quiero plantear que vivas donde vivas, seas de clase acomodada o de origen humilde, la movilidad social ascendente y la felicidad van a depender por sobre todo de uno mismo. Hay familias de la burguesía local de cada país que han dilapidado la fortuna amasada durante generaciones y gente sin recursos que se levanta todas las mañanas a las 5 am, atravesando peligros para llegar al trabajo temprano y así poder cursar una carrera terciaria o universitaria en el turno noche. Si quieres, también podemos mencionar a aquellos que en forma auto-didacta desarrollan su veta emprendedora sin un estudio formal. Finalmente, siempre será un tema de determinación y actutid individual.
Quiero volver a los modelos clase 50 y 60, algunos incluso clase 70 y por qué no clase 40. Aún podemos circular por las avenidas y autopistas con pericia y seguridad. Si acudes a la VTV (verificación técnica vehicular) y sabés que no cuidaste el motor o no reemplazaste tal o cual faro. ¿De quién es la responsabilidad? ¿Te digo o lo sabes? Creo que no hace falta responderla, verdad?
No le heches la culpa al Capitalismo, ni al Gobierno ni a los Millenials. ¡Eres tu Hermano el dueño de tu destino!
Nunca hay que perder las ganas y la avidez por aprender, sea de manera formal o informal. Lo importante es evolucionar, transformarse. Equivocarse es indispensable. Esto lo confirmé leyendo un libro reciente de Henning Beck cuya traducción al español es “Equivocarse es útil: por qué las debilidades del cerebro son nuestras fortalezas”. ¡Si lo encuentras en español, avisame!

Mi recomendación final para Viejitos Piolas y no tan viejitos:

Permítite equivocarte, aprende de tus errores, anímate a hacer cosas que te den placer, desentierra sueños abandonados, no escuches a los exégetas de la “mala onda” que matan tus ilusiones. Si ves que puedes llegar a perder el trabajo, ponte a estudiar algo que tenga que ver con lo que se viene. Si puedes anticiparte, mejor! No te quedes quieta ni quieto, acuérdate del caymán! Y si la solución de corto plazo es UBER, no hay nada malo en eso. Y si es repartir volantes comerciales por la calle para sentirte vital, hazlo también. Nada te tiene que dar vergüenza. La mala decisión es la que no tomas ¡Éxitos!

Si quieres compartir tus experiencias de Viejita o Viejito, acá estamos para escucharte.

Adrian Büchner, PhD
Experience Director
www.compasslatam.com

Scroll al inicio