Bienvenidos “ahora sí” al Siglo XXI

Por Adrian Büchner, Ph.D

Reflexiones e impresiones en épocas de confinamiento

Hasta la última Navidad vivimos todavía en el ocaso del siglo XX. La era postmoderna casi que significó una bisagra entre el paradigma de la modernidad tardía y la era digital.


Era la crónica de una muerte anunciada, a la que nadie le quería prestar demasiada atención, escudados todos en cuestiones del aquí y ahora, por cierto, muy importantes, como Industria 4.0 o Energías alternativas, entre tantas otras.

Thomas Kuhn nos ha enseñado, desde la epistemología, las estructuras de las revoluciones científicas, acuñando y popularizando el término “paradigma”, que desde lo lingüístico puede definirse como un conjunto de unidades que es reemplazado por otro.

Hoy en día hemos adoptado sin chistar y con cierta liviandad “cambio de modelo” como uno de los términos que representan ese nuevo paradigma.

Pandemia y cuarentena se han incorporado a nuestro vocabulario cotidiano como dos variables que intervienen e irrumpen a cada instante de nuestro accionar como abscisa y ordenada, para regular e incluso definir de manera cartesiana nuestros movimientos.

Cabe preguntarse entonces si estas cuestiones, no menores y palpables, son la punta del témpano de un nuevo modelo social, cultural y económico que se está gestando.

Lo cierto es que, el fenómeno del Cisne Negro profetizado por Nassim Taleb, es apenas un pincelazo, una semblanza de lo que acontece hoy.

El desarrollo tecnológico, sintetizado en el comercio electrónico y representado por empresas como Amazon o Mercado Libre, entre otras, son sólo la cara visible de algo más profundo que nos propone la era digital.

Esto nos lleva a pensar que nos encontramos, desde un punto de vista de las ciencias sociales incluyendo a la economía, en un momento de deconstrucción y no de relativismo acerca de cómo opera el modelo
económico y social vigente, refeririéndonos al capitalismo actual. De allí que haya cobrado relevancia la figura de Thomas Pikkety, de gran influencia en la intelectualidad vernácula, como base teórica para un nuevo orden en el cual los temas emergentes que más se mencionan son la desigualdad, el intervencionismo, la regulación, la necesidad
de inclusión.

¿Qué hizo la maldita pandemia?

Una de las primeras conclusiones que podemos extraer, es que ha dejado al descubierto que, por primera vez, nos estamos dando cuenta de que corremos muy por detrás de los acontecimientos, lo que implica un esfuerzo mancomunado y colaborativo que nos hizo despertar de una borrachera consumista e individualista, en la cual muchas prioridades estaban confundidas o subvertidas, a la que muy posiblemente volvamos

¿Qué consecuencias está teniendo la cuarentena en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad?


La carencia de liderazgos es la principal. Impera el desconcierto y la falta de visión y determinación con sentido común. ¿Es necesario citar ejemplos?
En lo económico ha dejado a la intemperie y desguarnecidos a la economía informal, al pequeño comerciante, incluso al mediano que opera aun con un reloj o cronómetro analógico frente al nuevo paradigma de la era digital. La industria financiera tradicional tampoco está al margen de este nuevo escenario.
Esto no hace más que presentar, en forma descarnada, los albores de un darwinismo económico y social.

¿Nos estaremos enfrentando a un reto enorme en los próximos años o es un peldaño más en nuestra travesía evolutiva y transformadora?


En lo social y afectivo hemos resignificado los vínculos, revalorizando y refrendando los lazos familiares, de pareja y de amistadas, incluso, las relaciones profesionales. Es probable que estemos desarrollando una nueva sensibilidad y tolerancia, más allá de la frialdad del término resiliencia. Como el dios Jano y sus dos caras los impactos negativos también están a la vista: no cesan los femicidios, un importante incremento en el consumo de bebidas alcohólicas y multiplicidad de trastornos psicológicos debido al encierro son algunas de las consecuencias no deseadas. Si a ello se suman los problemas fisiológicos en los que esto puede derivar, las consecuencias son y serán cuantiosas. Pero el dios Jano de la mitología romana es también el de los comienzos, las puertas y las transiciones. Por lo que siempre hay y habrá esperanza. Este puede ser uno de esos momentos.

En Homo Deus, Yuval Harari describe una religión de nuestro tiempo, el dataísmo, cuya imagen más representativa es el algoritmo. ¿Será que esta pandemia y cuarentena nos habrán acercado al espejo de nuestra propia creación? Una gran frase tomada de la serie alemana Dark, e inspirada en la retrocausalidad de la mecánica cuántica, sea la que quizá ilustre mejor el grado de desconcierto e incertidumbre que nos envuelve hoy y para lo cual aún no hay algoritmo que lo resuelva:

“La pregunta no es cómo sino cuándo”.

Adrian Büchner, Ph.D

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